domingo, 20 de abril de 2008

PSPV, treinta cumpleaños y de congresos

Muchos de los nombres que protagonizaron el congreso de unificación del socialismo valenciano en un solo partido (PSPV-PSOE) aquel 25 de junio de 1978 siguen muy presentes, pero con 30 años más. Mientras un candidato pregona en su carrera hacia la secretaría general que los quiere jubilar de la primera línea, ellos (el Fòrum d´Electes Socialistes) han programado conferencias y tertulias para recordar. Lerma y García Miralles abren el ciclo este jueves.
A eso de las tres de la madrugada del 16 de junio de 1977, alguien gritó que ya era hora de sacar el cava -entonces llamado champagne para darle un toque de glamour al pantalón de campana y la barba desaliñada- para celebrar que el PSPV, en coalición con el Moviment Comunista y los carlistas (PSPV-Bloc se llamó el invento), estaba a punto de lograr 3 diputados en las primeras legislativas de la democracia. Quien avanzó esa información antes de que acabara el recuento erró. Cuando llegó al número 5 de la Calle Almirall la cruel sentencia de las urnas (29.569 votos, el 1,60% de los emitidos), a los allí presentes se les arrugó la moral ante la enormidad de una O de obrero y una E de español que arrasaron contra pronóstico. «Fue un trauma espectacular; mucha gente ha hablado después de lo que pudo haber sido y no fue el PSPV, pero el que no estuvo allí aquella noche no puede entender lo que sucedió un año después», reflexiona Vicent Soler, por aquel entonces un inquieto y comprometido joven socialista y nacionalista. Lo que sucedió un año después -el 25 de junio de 1978, en las Escuelas Profesionales San José de Valencia- fue el congreso de unificación de todas las formaciones socialistas en la casa grande del PSOE. El PSP-PV había entrado poco antes (en virtud del pacto sellado en Madrid por Felipe González y Tierno Galván), igual que Unitat Socialista del País Valencià (USPV) -dirigida por los hermanos Vicent y Joan Garcés-que aprovechó el primer congreso del PSOE (Alicante, enero de 1978) para embarcarse. Aquel 25 de junio se selló la convergencia definitiva de todo el socialismo valenciano en un sólo partido. En un congreso que hizo secretario general a Joan Pastor -el primero de los cuatro Joan que han dirigido el partido- y vicesecretarios adjuntos a Víctor Fuentes y Alfons Cucó, uno de los referentes del PSPV. Ese día empezó un nuevo capítulo, del que están a punto de cumplirse 30 años, en la larga historia de un socialismo valenciano (no específico como tal, sino «la manifestación valenciana del socialismo español», según el historiador José Antonio Piqueras) que tomó cuerpo en 1886, cuando se constituyó la Agrupación Socialista Valenciana, apenas siete años después de que Pablo Iglesias fundó el PSOE. El proceso de fusión por absorción de todas las formaciones socialistas valencianas habría sido otro o puede que ni siquiera se habría dado, sin la OPA que el PSOE, con el aval de 678.844 votos (13 de los 29 diputados en liza y 8 de los 12 senadores) lanzó sobre el resto de opciones socialistas, alumbradas tras cuatro años de estériles debates y luchas personales que fueron mutando las ensaladas de siglas. A aquellas legislativas concurrió, además del PSOE (desde el 18 de enero de 1975 González y Guerra trabajaron la estructura del partido a partir de los fichajes de José Luis Albiñana, Manuel del Hierro y Antonio García Miralles) y del PSPV-Bloc, la llamada Unidad Socialista, que logró colocar como diputado al decano de Económicas, Manuel Sánchez Ayuso, y de senador por Alicante a José Beviá. Un congreso de tres meses. Esa candidatura englobaba al PSP-PV (muy arraigado en la Universidad, igual que el extinto PSV) y al sector liderado por los Garcés que se escindió del PSPV en abril de 1977, tras el primer congreso del partido -que duró tres meses- después de perder el pulso con el sector mayoritario (de Ernest Lluch, Alfons Cucó, Joan Romero, Segundo Bru, Vicent Soler) en la votación sobre la estrategia de pactos electorales. La discrepancia de fondo radicaba, según Vicent Garcés, «en el modelo que debía seguirse en el proceso de unificación del socialismo español». Los escindidos defendían concurrir con el PSP y la Federación de Partidos Socialistas (FPS), mientras que los que se quedaron apostaban por el PSOE como partido contenedor. Soler subraya las diferencias ideológicas entre las dos tendencias. Los primeros se inclinaban por aproximarse, como el PSP, al comunismo, mientras quienes ganaron la votación estaban por la vía de la socialdemocracia europea. De hecho, la apuesta inicial del PSPV en esas elecciones era presentarse con el PSOE, como hizo el PSC. El último intento baldío para lograr ese pacto se hizo en un hotel de Dénia.La austera campaña del PSPV (5 millones de pesetas se gastaron, logrados de la venta de lotería y aportaciones personales) presagió el pobre resultado, antesala de la «segunda derrota» que fue el pacto «a la baja» con el PSOE, según Piqueras. El segundo congreso del PSPV (ese verano del 77 en Gandia), cuando se debía hasta el alquiler de la sede, evidenció la necesidad de converger. La primera reunión negociadora se celebró en Cataluña y en secreto. Asistieron Lerma y Pastor, por el PSOE, y Soler, Bru y Cucó, en nombre del PSPV. El via crucis negociador discurrió entre algunos episodios que dieron vida al PSPV, como la histórica manifestación del 9 d´Octubre de 1977 por el Estatut. El paisaje de efervescencia autonomista obligó al PSOE a mimetizarse en cierta manera con los acontecimientos y hasta adoptar la PV en las siglas. En términos ideológicos, el proceso culminó con el Document d´Alacant, que subrayaba las coincidencias, entre ellas el reconocimiento de una «comunidad de vínculos lingüísticos, culturales e históricos y sociales entre el País Valenciano, las Islas y Cataluña (...) lo que para el PSPV inclina la existencia de los Països Catalans». El 21 de febrero de 1978, Alfonso Guerra aceptó que el PSPV aportara sus siglas. Y en el tercer congreso del socialismo nacionalista de raíz fusteriana, se aprobó la unificación. La ponencia la redactaron Joan Francesc Mira, Joan Romero y Vicent Soler. El más firme defensor de la catalanidad del PSPV y enemigo del «sucursalista» PSOE, Vicent Ventura, llevaba más de un año apeado. Joan Fuster, no obstante, había trasladado a los protagonistas que «el país es juga molt i heu d´estar». Para asumir la herencia de Ventura y lograr que el País Valencià fuera la cuarta nacionalidad histórica. En el congreso de la Facultad de Económicas, en 1979, la batalla en términos de derecha-izquierda la ganó el felipismo socialdemócrata, que dio la última palada de tierra al marxismo. En Valencia, Joan Lerma representó esas posiciones renovadoras, que se impusieron a Manuel del Hierro, avalado por Pastor. El entierro del nacionalismo del PSPV se pospuso al congreso de Benicàssim, en 1982. Lerma amplió hasta el 80% la base de apoyo a su liderazgo y el PSPV-PSOE aceptó la rebaja estatutaria pactada por Guerra y Abril Martorelll. Para muchos, en ese cónclave de Benicàssim acaba la Transición.

Noticia publicada en Levante-EMV

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