viernes, 12 de septiembre de 2008

11 septiembre - IN MEMORIAM

1908 – 1973 – 2008
Cien años mil sueños


* Vengo de Chile, un país pequeño pero donde hoy cualquier ciudadano es libre de expresarse como mejor prefiera, de irrestricta tolerancia cultural, religiosa e ideológica, donde la discriminación racial no tiene cabida.
Un país con una clase obrera unida en una sola organización sindical, donde el sufragio universal y secreto es el vehículo de definición de un régimen multipartidista, con un Parlamento de actividad ininterrumpida desde su creación hace 160 años, donde los Tribunales de Justicia son independientes del Ejecutivo, en que desde 1833 sólo una vez se ha cambiado la Carta Constitucional, sin que ésta prácticamente jamás haya dejado de ser aplicada.
Un país de cerca de diez millones de habitantes que en una generación ha dado dos Premios Nobel de Literatura: Gabriela Mistral y Pablo Neruda, ambos hijos de modestos trabajadores. Historia, tierra y hombre se funden en un gran sentido nacional.
Pero Chile es también un país cuya economía retrasada ha estado sometida, e inclusive enajenada, a empresas capitalistas extranjeras, que ha sido conducido a un endeudamiento exterior superior a los cuatro mil millones de dólares, cuyo servicio anual significa más del 30% del valor de sus exportaciones, con una economía extremadamente sensible ante la coyuntura externa, crónicamente estancada e inflacionaria, donde millones de personas han sido forzadas a vivir en condiciones de explotación y miseria, de cesantía abierta o disfrazada.


*Intervención del Presidente Salvador Allende en el XXVII período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, 04 diciembre 1972.


**Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron como soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo.
En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños.
Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder, estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo, que mucho más temprano que tarde, de nuevo, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

** Última alocución del Presidente Salvador Allende en Radio Magallanes. Santiago de Chile, 11 Septiembre 1973.

3 comentarios:

Alberto Feijoó Arnau dijo...

El motivo de esta entrada lo resumo en una sola fras: "11-S algo más que las torres gemelas"
El 11-S tiene un simbolismo historico y representa una fecha que no es solo la del triste recuerdo del atentado terrorista en Nueva York, es tambien antes y por encima de todo eso la diada de Cataluña y la muerte de Salvador Allende. Dos momentos a tener presentes culturalmente.

Anónimo dijo...

Conociendo a Alarte...

http://ocultoalapalestra.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Lo verdaderamente triste de lo que sucedió con Allende, es en mi opinión, que trascurridos los años, seguimos sin aprender nada de lo sucedido, al igual que no hemos aprendido de la Guerra Civil Española o de lo sucedido con las Torres Gemelas. Creo que la sociedad, en su conjunto tiene memoria de pez, ya sabes el dicho, el pez vive feliz en su pecera, puesto que si esta tiene el tamaño suficiente, cada vuelta que le da le parece todo nuevo, no recuerda haber pasado anteriormente. Pues bien, así es nuestra sociedad, borrando de su memoria cualquier resto de dolor, sin que la muerte de tantos seres humanos en batallas irracionales sirva más allá de la mitología y el recuerdo de nostálgicos.

Sepulcre