sábado, 6 de marzo de 2010

Quince familias reciben los restos de víctimas del franquismo


"Querido abuelo: gracias por ser como fuiste. Yo quisiera ser como tú. Te llevamos con la abuela, tu esposa", anunció, emocionado, el nieto de uno de los hombres que falleció en el penal franquista de Valdenoceda (Burgos), Alfonso de la Morena Prado, al recoger un pequeño féretro cubierto con la bandera republicana, con sus restos.

Ha ocurrido en el Ateneo de Madrid esta mañana, lleno hasta la bandera de familias enteras que lloraban de emoción al celebrar algo que otras muchas llevan años intentando y pocas han conseguido: recuperar los restos de sus seres queridos desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo para enterrarlos con sus esposas y madres.
Así fueron subiendo a por su pequeño ataúd hasta 15 familias de presos, que tras recoger los restos, corrían a abrazarse al hombre cuya cabezonería ha permitido celebrar el acto de hoy, José María González, nieto de una de las víctimas, que en 1997 comenzó a investigar el paradero de su abuelo para cumplir el deseo de su padre y dio con el solar donde yacían, en Valdenoceda, 153 presos a los que habían dejado morir de hambre y frío. "La primera vez que hablé de exhumación me dijeron que estaba loco", ha recordado esta mañana. "Me enorgullece que hayamos quitado la etiqueta de desaparecidos a 15 personas". González fundó una asociación y comenzó a buscar a familiares. En 2007 arrancaron los trabajos de exhumación, que recuperaron los restos de 114 presos y empezaron a buscar a sus descendientes. Los 15 féretros entregados hoy corresponden a los cuerpos que han podido ser identificados al cotejar los restos con los de sus familiares.
Al acto ha asistido uno de los pocos supervivientes de aquel penal, Isaac Arenal, que lloró emocionado al entregar a sus familias los restos de alguno de sus compañeros. "Aquello era una prisión de exterminio, donde mandaban a los presos a morir. Recuerdo cuando trajeron a los compañeros de las brigadas internacionales, unos 15 y los colocaron en fila, desnudos, en el patio..."
En este caso, a diferencia de la mayoría de las fosas del franquismo, junto a los restos humanos no han aparecido balas o casquillos, porque en Valdenoceda los asesinos no mataron, dejaron morir a sus víctimas. Los responsables de la prisión obligaron a los presos a enterrar a sus compañeros. El antropólogo forense Luis Ríos explicó que lo hicieron en cajas y con sus escasas pertenencias: un lápiz, una goma de borrar, un anillo... a un metro de profundidad y en un solar fuera del cementerio del pueblo. Cuando en 1989 la parroquia del pueblo adquirió el solar para ampliar el cementerio, al menos 39 de los 153 reclusos que habían sido inhumados en este terreno fueron sepultados por nuevos enterramientos. La Agrupación de Familiares y Amigos de Fallecidos en el Penal de Valdenoceda negocia ahora con los familiares de esos fallecidos para tratar de rescatar los restos de los 39 presos.
De hecho, aunque esta mañana se hayan entregado los restos de 15 personas, en realidad han sido identificados genéticamente 16. Pero la familia de David Ruiz no ha podido recibir sus restos porque una sepultura posterior ha impedido recuperarlos completamente. También se ha identificado con estudios antropológicos a otros diez reclusos, sin descendientes conocidos.
Durante el acto se han mostrado algunos dibujos de Ernesto Sempere, un preso que sobrevivió al penal y falleció en 2007, justo antes de que empezaran los trabajos de exhumación. En sus memorias escribió: "Mis mejores sueños eran siempre con pan. Soñaba con pan. ¿Cuánta hambre puede tener una persona para que sus mejores sueños sean un simple trozo de pan?".
Hubo agradecimientos para el Gobierno central, que ha concedido dos subvenciones para la exhumación y los análisis de ADN; para el alcalde de la localidad, Ángel Arce, muy implicado en los trabajos; y para los ayuntamientos de los lugares de procedencia de las víctimas (Arratxu, en Vizcaya, Campillo de Llerena, en Badajoz, Alcolea de Calatrava, en Ciudad Real y Alcalá la Real, en Jaén) que les ayudaron económicamente. También, un recuerdo constante al juez Baltasar Garzón, que quiso investigar los crímenes del franquismo: "Este es un acto de homenaje al pasado, y también de crítica al presente", ha declarado el presidente del Ateneo, Carlos París. "Porque todavía, ante el intento de hacer justicia a la historia, hay fuerzas que se oponen a ello, como muestra la persecución del juez Garzón. España todavía no se ha liberado de la mentalidad que el franquismo pertrechó".

Noticia publicada en www.elpais.com

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