lunes, 10 de junio de 2013

Asalto genovés al Tribunal Constitucional en tres tiempos

Hoy en una operación sincronizada por la vicepresidenta del Gobierno han perpetrado lo que habían programado hace años, incluso antes de su llegada a la Moncloa

Desde su más tierna infancia, Rajoy ni ha sido ni es un tipo sorprendente ni, además, le gusta ser sorprendido. Y como tal, aplica hasta sus últimas consecuencias esta lógica conservadora. Y hoy una vez más ha vuelto a ponerla en práctica con motivo de la renovación parcial del Tribunal Constitucional.

Vayamos al grano. Como muchos de nuestros lectores recordarán, llevamos tiempo advirtiendo que el último bastión progresista tras llegar los genoveses a la Moncloa estaba en el punto de mira del nuevo gobierno. Solo tenían que esperar pacientemente a que se cumplieran los tiempos para su renovación y entonces, sin contemplaciones ni consensos, sustituir a los magistrados salientes por otros de su más absoluta confianza. Y así ha sido. Mientras tanto, durante los 15 meses de espera, nada mejor que convencer al predispuesto presidente saliente que se tomara esos meses con la tranquilidad del prejubilado, como un tiempo de silencio retribuido, del deber cumplido y que no se metiera en líos innecesarios. Dicho y hecho.

Hoy en una operación sincronizada por la vicepresidenta del Gobierno han perpetrado lo que habían programado hace años, incluso antes de su llegada a la Moncloa: un Tribunal Constitucional hecho a la medida de sus intereses y de sus patrocinadores. A Mariano Rajoy  no le va suceder lo que le ha sucedido a su colega portugués.

Y para que esta situación de mayoría genovesa aplastante haya sido posible han seguido a pie de la letra una hoja de ruta escrita con todo lujo de detalles y ejecutada en tres tiempos.

El primero durante la última etapa del gobierno de ZP. En una renovación parcial, introdujeron como magistrado en el TC al que la hoy vicepresidenta y entonces portavoz del GPP y la CEOE, tenían como asesor en relaciones laborales: Francisco Pérez de los Cobos.  Una vez elegido por el Senado, con el apoyo del PP y del PSOE, pasó a sumar puntos en su particular carnet de antigüedad, requisito imprescindible para llegado el momento hacerlo valer. Simultáneamente ya como magistrado, sin complejos ni ética y con la complicidad expresa del presidente Pascual Sala, progresista a tiempo parcial, solicitó y logró que saltándose a la torera las incompatibilidades , fuera elegido con el apoyo expreso del Gobierno de Rajoy miembro de la Comisión de Expertos internacionales de la OITDesde su elección Pérez de los Cobos ha esperado con discreción en el Tribunal a la espera de que, cuando toque, sea el nuevo presidente del TC. Eso sí, nadie le discute ser el padre espiritual e inspirador clave en la elaboración y ejecución de la actual reforma laboral que, entre otras cosas, está provocando despidos masivos y la imposición de un modelo de relaciones laborales basado en las reglas de la CEOE.

En una segunda oleada, ya con Rajoy en el Gobierno, con la impunidad que da saber que se dispone de la mayoría absoluta para hacer de tu capa un sayo, en otra renovación llevada a cabo hace apenas un año, logran que sea elegido magistrado, ni más ni menos, que un numerario del Opus Dei y ex diputado genovés durante varias legislaturas: Andrés Ollero.

Y por fin, ha llegado el día, hoy exactamente, en el que los sueños de Rajoy y su ayudante de Cámara con rango, sueldo y sobresueldo de vicepresidenta se han visto cumplidos con la elección de cuatro nuevos magistrados de los que tres están hechos a su imagen y semejanza, según la hoja de ruta prevista.

El primero, Pedro González-Trevijano, catedrático de Derecho Constitucional y rector de laUniversidad Rey Juan Carlos (URJC), ha sido el portavoz de hecho y muñidor de los genoveses madrileños para todo tipo de actuaciones relacionadas con sus intereses en las Universidades. Colaborador de ABC y anfitrión entusiasta de los clanes más conservadores a la hora de que estos organizaran todo tipo de seminarios para poner en orden sus manuales ideológicos. Dicho en términos coloquiales, esta Universidad de nuevo cuño ha sido durante su mandato como Rector, una especie de sucursal de la FAES pero financiada con presupuestos públicos.

El segundo- Enrique López López-  es un viejo conocido nuestro que tiene espacio propio en nuestra web de cabecera. Aquí podéis consultar su vida, su trayectoria genovesa y su mermada actividad como magistrado, la mayor parte de ella en servicios especiales.Probablemente sea el genovés que más méritos reúne a los ojos de Rajoy y de su patrocinador oficial, Federico Trillo. Años han intentado ambos que López vistiera la toga del TC. Hasta hoy no había sido posible. Su elección no es casual y es toda una premonición de los tiempos que corren.

Y el tercero y último- Santiago Martínez-Vares-  tampoco se sale un ápice de lo previsto. Es un juez conservador de la vieja escuela tanto que así lo certificaron sus colegas cuando fue elegidopresidente de la Asociación Profesional de la Magistratura entre 1997 y 2001. Cuentan las crónicas que en el 2009 rechazó un recurso de ERC por la injerencia de la religión en educación infantil, avalando la enseñanza de religión católica en el segundo ciclo de Educación Infantil.Martínez-Vares mantiene la tesis del mismísimo Rouco según la cual la religión católica debe ser“de oferta obligatoria para los centros, y de carácter voluntario para los alumnos” y de que la Constitución garantiza “en positivo” las libertades ideológica y religiosa.

Y respecto al resto de los magistrados poco que añadir que no se haya escrito ya. Si acaso recordar que como ya es habitual desde que Sáenz de Santamaría “coordina” el asalto al Estado, la presencia de la mujer en cargos de responsabilidad continúa en caída libre. Valga como dato que de los 12 componentes de este Tribunal, dos son mujeres. Igualdad en estado puro.

En definitiva y como resumen resumido, la minoría progresista  está condenada a serlo durante los próximos años mientras que la mayoría genovesa, reforzada con estas tres nuevas incorporaciones, se juramentaran para que el inquilino de La Moncloa, amo y señor de sus destinos, pueda conciliar el sueño sin sorpresas ni sobresaltos. Es decir, lo previsto.

Fuente: www.elplural.com

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